noviembre 19, 2012

CICCONE CAPITULO XIX

Quien puede creer a esta altura de las circunstancias que toda esta trama, para la cual se usaron cualquier cantidad de empresas fantasmas entre otras, Cooperativa de Crédito Marítima del Sur Limitada, Federalia SA, Maxifarm, Tierras International Investments CV, de Holanda; la uruguaya Dusbel, y la European Advisory Panel, con sede en Delaware, no es más que el escándalo de corrupción más grave de este gobierno. La moraleja de toda esta historia podría ser por ejemplo; si Alejandro Vanderbroele, hubiera mantenido contenta y bien atendida a su ex, o si el vicepresidente no hubiera intentado embaucar a su ex fraguando la documentación de un vehículo adquirido por el matrimonio cuyo valor asciende a $17000 nadie hubiera sabido nunca quien era el testaferro del vicepresidente de la nación, o jamás se hubiera hablado de la ex imprenta Ciccone calcográfica, o el ex procurador general de la nación Righi seguiría en su cargo y todos los ciudadanos de a pie, seguiríamos viviendo como Adán en el paraíso de Cristina. Entonces son dos las posibilidades, y tal vez el aprendizaje, la primera; no mientan o no roben más, y la segunda mejor mantengan contentas a sus respectivas ex. Aún así parece que en el oficialismo muchos cometen el mismo error ya que tampoco el diputado oficialista Ottavis no tomó debida nota de lo que pasó con estos casos, entonces envió a su chofer al darle una golpiza a su ex esposa mientras retiraba a su propio hijo del colegio y ya nadie sabe donde está.

Pero volviendo al caso y dejando ironías lado, no hay antecedentes y aun si existiera o no alguna condena esta sería la primera vez en la historia de nuestro país en la que un Ministro de Economía intercede “y por escrito” ante la administración federal de ingresos públicos AFIP, solicitando el levantamiento de una quiebra que el mismo organismo había pedido, y que luego efectiviza el levantamiento y este se hace en condiciones anormalmente favorables; aunque no sin antes y para cubrirse las espaldas el titular del ente recaudador le sugiere al ex ministro de economía y la incompetencia de su repartición para levantar la quiebra sin una nota del propio ex ministro, hoy vicepresidente de la nación. Así, el que los dueños de la empresa en cuestión sean sociedades fantasmas o Moneta o Boudou o alguien más, e independientemente de que Vanderbroele pertenezca al mismo círculo de Boudou y sus amigos, no es necesario para probar el mal desempeño de funciones ni el tráfico de influencias, donde para ser culpable no es necesario beneficiarse con la maniobra. Este es un caso en el que no se necesitan pruebas adicionales pues el mismo Boudou las ha generado y firmado. El testaferro del vicepresidente en el escrito presentado ante la justicia, indicó entre otras cosas que detrás del entramado de empresas extranjeras y financieras estaba desde el comienzo de la operación el aval económico del ex banquero Raúl Moneta. De ser así, el Frente para la Victoria (FPV) imprimió sus boletas electorales con un banquero sospechado en los 90 de lavado de dinero y que estuvo prófugo de la Justicia, hombre poderoso al que la AFIP le concedió cinco moratorias excepcionales y al que este Congreso le aprobó un juicio de expropiación de una de sus empresas por la que podría cobrar una indemnización multimillonaria.

Si hay por lo menos algo de verdad en esta presentación que se acaba de hacer sería que al parecer Reinwick yerno de uno de los hermanos Ciccone ya desde el 2004, presunta fecha de compra de todos los créditos que había contra Ciccone se quiso quedar con la empresa a través de un testaferro, Vandenbroele, y que para lograrlo se asoció primero con Nuñez Carmona y Boudou ya que había una deuda tributaria de 250 millones de pesos, imposible de levantar si no se le concedían los privilegios que obtuvo y luego los contratos con el Estado. Raúl Moneta aparece hoy para justificar el ingreso de fondos y librar de culpa y cargo a Boudou y al decir que todo es de él. Moneta será quién posiblemente ponga el pecho a las balas para tratar de liberar lo más que sea posible a nuestro Amado vicepresidente. Con todo este entramado, cualquiera podía aparecer como testaferro, ya que tanto la contabilidad como la documentación de estas empresas se puede fraguar y así poner a quien se les ocurra. Si hubieran querido podrían haber dicho que el dueño era el juez federal Oyarbide, o algún magistrado de la corte suprema como Zafarroni, o tal vez la propia Madre Teresa de Calcuta y todos lo hubieran creído.

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