diciembre 28, 2012

DE 2012 PARTE I

Parece que deberíamos suponer que según la administración nacional, cualquier acto imposible de justificar para ellos siempre existe un buen argumento para su justificación.  En momentos en los que tenemos problemas con nuestros propios socios comerciales del Mercosur, cansados de la actitud Argentina y en medio de la disputa comercial con los Estados Unidos y Europa, Cristina Kirchner se justificó con una queja de por medio, es decir, la culpa la tiene el otro. Entonces teniendo en cuenta las barreras aduaneras que imponen esos mercados ante mencionados a los productos de América latina, la Presidente expresó: "Estamos cansados que nos tilden de proteccionistas", durante la última cumbre del Mercosur celebrada en Brasil. Al mismo tiempo en su discurso se preguntaba qué hacer cuando cualquier país de la región negocie con países de Europa. Su preocupación era la de saber si había que preguntarles qué es lo que quieren y qué es lo que piden.

Así entonces volvió a repetir “Estamos cansados que nos tilden de proteccionistas cuando hace años que ellos aplican esas medidas", sostuvo la jefa de Estado, en una muy buena actuación, mostrándose molesta, y todo eso montaje sólo para desviar la atención de lo que hace la Argentina localmente. Asimismo, Cristina exhortó los presidentes del bloque a delinear una estrategia conjunta para sentarse a negociar con la Unión Europea argumentando que resulta necesario comenzar a hablar de igual a igual, porque las inversiones europeas están acá. Su propuesta es ir con buenos modales, pero con números y plantear que a partir de ahora los que queremos hablar de números somos nosotros. Personalmente no comprendo, o tal vez no encuentro los buenos modales que plantea la mandataria. Más de lo mismo, actitud patoteril ante cualquier tipo de diálogo. Según entiende, las cosas que han hecho en la región, las han hecho bien, con errores, como los que Argentina no reconoce pero con el desafío de gobernar a favor de los pueblos, soportando las presiones, y abogó por la unidad indestructible del bloque ante los problemas. Además, pidió a los integrantes del Mercosur normatizar mecanismos de solución de conflictos y crear calificadoras propias, que ayuden a seguir creciendo, y para darle mayor entramado al crecimiento, en un mundo que va a seguir siendo muy difícil.   Con lo que más o menos intentó arrastrar a todos los países integrantes del bloque a la misma situación Argentina, encontrarse absolutamente descolgados del mundo.

De esa reunión de Jefes de Estado participaron sus pares de Brasil, Dilma Rousseff; de Uruguay, José Mujica; de Ecuador, Rafael Correa; y de Bolivia, Evo Morales, pero también hubo representantes diplomáticos de Perú, Venezuela y Chile. Los presidentes del bloque no estuvieron muy de acuerdo con la mandataria Argentina. Por la mañana, compartió un desayuno de trabajo con Rousseff y Mujica. Por la tarde, Cristina tuvo un encuentro con Rousseff en el Palacio de la Alvorada, sede presidencial brasileña, en donde la jefa de estado del Brasil necesita específicamente que Argentina debía abandonar su posición proteccionista para con los países del grupo ya que de otra forma todo lo dicho habría sido en vano. Cristina le aseguro a su par que modificaría la situación que plantea el secretario de Comercio, Guillermo Moreno y se pondrían a trabajar para mejorar definitivamente la relación bilateral entre ambos países. Ciertamente viniendo de Cristina Fernández de Kirchner, un compromiso poco creíble.

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