diciembre 27, 2012

POSIBLES ESCENARIOS

Quizás el mundo no resultaría demasiado distinto después de ese día, pero todos los recursos y el poder del gobierno estaban puestos sin pudor en favor del emprendimiento y se toparon, por cierto, con un pequeño problema. Las mediciones con las que se llegaba al día crucial. Con la Presidenta pasando por un momento desfavorable, quizás el peor que haya conocido, en la consideración de sus conciudadanos ayuda también a entender el contexto en el que se produjo la decisión judicial que prorrogo la medida cautelar por la ley de medios. Para que se entienda mejor, hoy Cristina pierde en intención de voto frente a cualquiera de sus hipotéticos oponentes. Y la opinión del público sobre su desempeño y el de su gobierno muestra una fuerte diferencia desfavorable entre aprobación y rechazo.     El desempeño de la Presidenta, a sólo un año de haber iniciado su segundo mandato, y desde comienzos del año Cristina que estaba muy arriba en la consideración popular al iniciar su segundo mandato comenzó desde febrero un declive solamente interrumpido por breves momentos de recuperación que no lograron revertir la caída. Este nuevo balance de opinión, en el que los rechazos pasaron a ser más que los apoyos, había sido registrado ya, pero el pleito con los fondos buitre ayudó a crear la imagen de un cerco externo que amenaza al Gobierno y eso, además de fortalecer sus reflejos defensivos, impulso una tendencia de mínima recuperación de apoyos a Cristina.

Quizás la fijación obsesiva con el 7de Diciembre como la fecha para el avance final sobre la posibilidad de contar lo que el relato oficial oculta y expresar opiniones diferentes al discurso dominante, haya sido apenas una sobrevaloración del Gobierno de sus propias fuerzas, o una desesperación por encontrar el punto de quiebre de una tendencia declinante. Así llego y paso el famoso 7 D, el día que prometido como el comienzo de una nueva era resultó, sencillamente postergado por una bofetada de realidad. Ahora, de cara a la crucial elección legislativa del año próximo, la pregunta es, por qué fuerza política se votaría. Y aunque todavía existe un significativo número de votantes en favor del Gobierno, al mismo tiempo resuena una corriente muy fuerte de voto opositor aunque sin una referencia única y definida. Actualmente según las encuestadoras en cualquier hipótesis aunque fantasiosa, para el actual sistema de poder, si Cristina no pudiese buscar la re-reelección y tuviera que enfrentarse al candidato que fuese; Daniel Scioli, Binner, Macri, o inclusive el radical Alfonsín, los números dan cierto escozor, pues Cristina perdería siempre. Son todos escenarios muy lejanos, es cierto pero son una foto de hoy sobre el estado de la opinión pública, y la encuesta muestra los signos de debilitamiento del gobierno.

Esto es así porque los tiempos electorales están muy distantes y todavía se mantiene la ausencia de alternativas opositoras validas. Sin embargo no se puede dejar de tener en cuenta la demostrada capacidad de Cristina y su gobierno para moderar su caída y revertir la declinación del apoyo social evidenciado a lo largo de este año. Por cierto, también cabe destacar que la gestión de logros sociales y la potencia de la propaganda pusieron por largo tiempo al kirchnerismo en el lugar central de la acción política. Pero luego de lo sucedido durante los saqueos previos a la Navidad lejos estamos de entender que ese apoyo social siga existiendo cuando que el escenario está sufriendo mutaciones profundas todo el tiempo y otros actores, sobre todo desde el propio peronismo, preparan su entrada a escena. Es parte de la magia que ha logrado el kirchnerismo el, hacer creer que van a lograr todo lo que se proponen, aunque los planetas se encuentren alineados en su contra y la legalidad, tan molesta para sus propósitos, se interponga en el camino. La prórroga de la cautelar pedida por el Grupo Clarín, que frustró la intención oficial de avanzar aún sin sentencia judicial, marca desde la Justicia un nuevo límite, como antes los cacerolazos y las protestas sindicales, que diseña con rigor un nuevo escenario, presente y futuro para el que la Presidenta parece no estar preparada.

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