Esta evolución confirma que la entidad que preside Mercedes Marcó del Pont se ha transformado en la principal financiadora de los baches fiscales de las cuentas públicas. Y que además esos agujeros son cada vez más grandes. El Central desplazó en este rol a la ANSES, que si bien dedica una parte de su liquidez también para socorrer al Tesoro, recientemente también decidió destinar una porción de su financiamiento a comprar bonos emitidos por YPF tras su reestatización. El otro canal por el que el BCRA financia al Tesoro es a través del uso de reservas. Este año se van a utilizar casi US$8000 millones para hacer frente al vencimiento de capital e intereses y el año próximo serán otros US$7900 millones, según quedó aprobado en el Presupuesto 2013. Sin embargo, se estima que al menos un 40% tendrá como destino financiar la compra de combustibles en el mercado internacional. De esta manera, por primera vez las reservas tendrán un destino distinto al pago de deuda, una modalidad que ya se venía aplicando desde 2010 con la creación del Fondo de Desendeudamiento. En lo que respecta al uso de adelantos, esta alternativa de financiamiento ya estaba contemplada en el cambio de la Carta Orgánica que se introdujo en marzo. En el artículo 20 de aquella reforma, se amplió en forma «excepcional» del 10% al 20% de la recaudación el límite de adelantos del BCRA al Tesoro. Dicha facilidad se puede aplicar por el plazo de 18 meses. Se suma, además, al financiamiento equivalente al 12% de la base monetaria. De esta forma, la normativa habilitó al Gobierno a disponer de unos $60.000 millones adicionales que aporta el Central. Este cambio es lo que permitió al Gobierno seguir ampliando los niveles de gasto aun con déficit, ya que los fondos los fue aportando el BCRA. La crítica para este esquema es que el abuso del financiamiento vía adelantos transitorios puede resultar inflacionario, ya que se trata de emisión de pesos. Desde el BCRA se defienden señalando que, en realidad, esos pesos son en buena parte absorbidos a través de distintos mecanismos, en especial la emisión de letras como Lebac y Nobac.
Y lo que explica mayormente el aumento de la circulación de pesos no es el financiamiento al Tesoro, sino el aumento del crédito, a través del mecanismo denominado creación secundaria» de dinero. En términos interanuales, la base monetaria aumentó casi un 36%. En noviembre, por ejemplo, aproximadamente la mitad de la emisión de pesos que realizó el BCRA para financiar al Tesoro fue absorbida a través de pases pasivos efectuados por los bancos. O sea que fueron los depósitos que realizaron las entidades en el Central lo que permitió que la base monetaria no creciera exageradamente. La gran pregunta es qué sucederá este mes, ya que al producirse una fuerte demanda de pesos, lo más probable es que se acelere todavía más la emisión por parte del BCRA y que al mismo tiempo también los bancos deban usar parte del colchón de pesos que dejaron a corto plazo en el Central. En línea con el mayor financiamiento requerido por parte del Gobierno, el Central aprobó hace dos semanas una norma que baja al 0% los requisitos de capital a los bancos que le presten al sector público. Desde la institución aclararon que no buscan fomentar este tipo de financiamiento, sino que se buscaría aliviar a algunos bancos públicos que ya tienen una fuerte porción de su cartera destinada a los Gobiernos provinciales. De una u otra forma, es indudable que el Estado va ganando cada vez más peso en lo que respecta a necesidades de financiamiento, desplazando al sector privado.
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