Palazzo no se quedó a la conferencia de prensa posterior que encabezó el ministro Tomada, pero su presencia alcanzó para sembrar dudas sobre su continuidad junto al líder camionero. En la mesa de negociaciones del despacho presidencial se ubicaron de un lado los referentes sindicales, y del otro sus contrapartes empresarias, como Juan Carlos Lascurain, titular de Adimra (industriales metalúrgicos); el presidente del Banco Nación, Juan Carlos Fábregas, Osvaldo Cornide (CAME) y Carlos Ben, titular de AySA, entre otros. Por supuesto en la cabecera se ubicó Cristina Kirchner, quien resultó casi una figura decorativa ya que su función fue únicamente la de amedrentar a cualquiera de los dos bandos. La tarea de impartir las órdenes que ella misma había indicado con anterioridad fue del ministro Tomada y la viceministra de Trabajo, Noemí Rial. Aunque el 24% que obtuvieron los trabajadores de estos gremios implica un porcentaje algo mayor de lo que el Gobierno se mostraba dispuesto a otorgar hace unos meses, pero obviamente por debajo de lo que originalmente reclamaban los sindicatos, tanto oficialistas como opositores. Para dar un ejemplo, el titular de camioneros Hugo Moyano, está reclamando una suma no menor al 30 por ciento para los camioneros y por supuesto luego de conocer lo sucedido criticó duramente el porcentaje de aumento logrado por los gremios oficialistas. Uno de los ausentes fue Gerardo Martínez de Uocra, cuya paritaria está trabada por falta de acuerdo con la Cámara Argentina de la Construcción.
Otros gremios grandes que todavía no terminaron su negociación son alimentación, camioneros y textiles. Con toda esta puesta en escena, el Gobierno buscó enviar un mensaje muy claro para lograr encarrilar y cerrar definitivamente los acuerdos que faltan. Todas las paritarias de este año, que se dan en un contexto crítico, de caída en los niveles de actividad económica y estancamiento en la creación de empleo privado, y sumado a ello, en un año electoral. Esta tanda de paritarias cerradas con gremios clave se da además con demora y luego de que el Gobierno decidiera un continuar con el congelamiento de precios en las cadenas de supermercados, buscando ponerle freno a la inflación para generar un contexto más favorable que hiciera morigerar el porcentaje reclamado por los gremios. Todos los dirigentes sindicales debieron esperar en el Salón Blanco, a la Presidenta que como siempre y no importa con quien ni donde tiene que esta alegre costumbre de llegar tarde. En medio de ese salón para los grandes acontecimientos protocolares, que la Presidenta ya casi nunca usa, pusieron las sillas en ronda y se dedicaron un buen rato a la charla descontracturada.
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