julio 08, 2013

EL CONTRATAQUE LUEGO DE LA NEGATIVA I

Inmediatamente después de conocido el fallo negativo de la Corte Suprema declarando la inconstitucionalidad de la ley de reforma de la Magistratura, todos sin excepción en el Gobierno salieron a realizar sus descargos. La voz cantante fue la del jefe de gabinete Juan Abal Medina, quien afirmaba que la sentencia del máximo tribunal constituía “una afrenta contra el pueblo argentino”, si así, sin anestesia y apelando a este discurso casi épico fue como salió a responder duramente, utilizando también el eslogan de la “lucha contra las corporaciones” que afirman encarnar. Con este triste nivel de argumentos, tanto el jefe de Gabinete, como todos sus seguidores afirmaban su descontento ante la sentencia del máximo tribunal. También otro que salió con los tapones de punta y casualmente con el mismo discurso, fue el ministro de Justicia Julio Alak, pero con una diferencia, este último descartó un conflicto de poderes y aclaro que el Ejecutivo acataría la sentencia, ¿cómo se le quedará otra opción? De esta manera dio por tierra con la insinuación que había hecho más temprano otra de las voces, la de la diputada Diana Conti de evaluar la posibilidad de recurrir el fallo ante organismos interamericanos, sin duda una de las más ridículas de todos los que opinaron.

Las palabras textuales del ministro de justicia fueron acorde con el discurso; “Respetaremos el fallo de la Corte aunque no estemos de acuerdo, pero es importante tener en cuenta que el primer intérprete de la Constitución Nacional es el Congreso, donde está expresada la voluntad popular, afirmaba Alak”. Abal Medina el diálogo con la agencia oficial Télam, aseguró que los argumentos de la Corte eran “débiles” y peligrosos porque lesionan los principios y valores fundamentales de la democracia. Si declarar anticonstitucional la barbaridad que planteaba el ejecutivo puede resultar peligroso para la democracia, como sería si la corte hubiera aprobado dicho proyecto. Estamos hablando de que directamente los jueces y todos los magistrados pertenezcan a un partido político, en un sistema republicano de gobierno existen tres poderes cada uno independiente del otro. Si no fuera así, eso lesionaría la democracia, entonces cual es el argumento más débil. Sin embargo, su veneno no terminó ahí, y expresó que la corte le tiene temor al voto de la gente, a la expresión del pueblo. Le temen, en definitiva, al ejercicio de la soberanía popular, dijo Abal Medina. Ante estas palabras es lógico pensar que no es posible que bajo la invocación de la defensa de la voluntad popular utilizada como bandera, pueda propugnarse el desconocimiento del orden jurídico, puesto que nada contraría más los intereses del pueblo que la propia transgresión constitucional. Otro de los habló fue el ministro de Defensa, Agustín Rossi quien expresó que no era bueno para la democracia que el Poder Judicial le dé la espalda a la voluntad popular, sostuvo en la misma línea que todos los demás ministros.

Según su opinión se cometía un grave error al declarar la inconstitucionalidad de la reforma judicial, ya que lo que hizo el Congreso fue el uso de la facultad de modificar la ley constitutiva del Consejo de la Magistratura, sostuvo Rossi. El ex titular de la bancada oficialista en Diputados estuvo como tantos otros esa tarde en la Casa de Gobierno, en rol de ministro, para intentar reunirse con la Presidenta. Pero Cristina Kirchner, estaba enfurecida y más temprano había lanzado una serie de tuits contra varios jueces por el fallo contrario a la expropiación de la Rural sin pronunciar una palabra sobre este tema, y aparte no se reunió con ninguno de sus ministros. El presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, quien también habló sostuvo que “el fallo de la Corte le da la espalda a la soberanía del pueblo y aseguró que la decisión “había hecho prevalecer los intereses sectoriales” por sobre los del pueblo. Pero contra todos estos dichos hay un párrafo dentro del fallo que pareció haber sido escrito para cruzar esta clase de argumentos, el mismo expresa textualmente: “La doctrina de la omnipotencia legislativa que se pretende fundar en una presunta voluntad de la mayoría del pueblo es insostenible dentro de un sistema de gobierno cuya esencia es la limitación de los poderes de los distintos órganos y la supremacía de la Constitución. Por primera vez parece que la corte suprema se cansó de los atropellos del ejecutivo nacional.

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