Esos ingresos, que son seguidos muy de cerca tanto por el Gobierno como por los analistas y economistas porque constituyen la oferta de divisas más estable con que cuenta la economía local, representan, en promedio, un tercio de las exportaciones totales de bienes que realiza el país. A mediados de julio, la presidenta Cristina Kirchner proclamó que la actual campaña agrícola alcanzaría la cifra récord de producción de 105,4 millones de toneladas, con volúmenes históricos de maíz y cebada, de 32,1 millones de toneladas y de 5,2 millones de toneladas, respectivamente. Sin embargo en el sector privado manejan un saldo algo menor cono unos 100 millones de toneladas en total, básicamente por disidencias en la cosecha de maíz, pero coinciden en la importante recuperación respecto de un 2012 cuyos resultados fueron afectados por la sequía. La mandataria, destacó que esto implicaba más divisas para el país, más trabajo para nuestra gente y mayor derrame de la riqueza entre los argentinos. Pero en términos de unas reservas ya debilitado semejante aporte ya luce como una oportunidad perdida para recomponerlas. Más cuando se está gestando un cóctel muy indigesto para las cuentas externas en 2014 y, por ende, para las reservas, que es la variable de ajuste de los desequilibrios por la fuerte caída proyectada en el precio de la soja y el previsible fin de la hiperliquidez global.
La comparación con años anteriores es concluyente, entre enero y julio de 2011, el BCRA le compró al sector US$15.037 millones, pero debió desprenderse de poco más de US$9500 millones por conjunción de demanda privada y pública, con lo que logró retener para las reservas el 36,7% de las divisas que aportó el campo. En igual período de 2012, esa capacidad de retención, ayudada por la imposición parcial y luego total del cepo cambiario, aumentó a 56,1%. Pero durante el año en curso virtualmente desapareció, por lo que sólo 1,10 dólares de cada 100 ingresados por este sector pasó a formar parte de las reservas. Esto explica el deterioro en torno a US$6000 millones que muestran las reservas en lo que va del año. O que los US$37.078 millones que declara como tenencia el BCRA representen apenas el 6,5% del tamaño de la economía (menos de la mitad respecto de México, 13%; Chile, 14%, o Brasil, 16%). El cambio respecto de 2011 y 2012 es significativo, el flujo neto de dólares ha disminuido ostensiblemente, presionando a la baja de las reservas y, consecuentemente agregó más presión sobre las expectativas de devaluación del peso.
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