octubre 03, 2013

LA CRISIS INTERNA

Fueron definiciones duras, pero por primera vez hizo referencia al tema y dejó clara su intención de dejarle al próximo presidente la herencia de los desajustes que engendro la política de la década ganada. Así Cristina Kirchner les hablo a los hombres de negocios durante la reunión privada en la Casa Rosada. Fue contundente, les dijo que ella no pagaría el costo político de hacer las correcciones que se necesitan para enderezar la economía y llegar en forma ordenada al 2015. Cristina, sin filtro, sugirió que antes de corregir sus desaciertos económicos prefiere renunciar y dejar el gobierno. Como es usual su discurso fue de tinte elíptico, aunque a la vez bien claro. El mensaje llegó a los oídos de los industriales y de los banqueros. Dijo: “Ya tengo 60 años, soy abuela, y no voy aplicar ninguna medida para enfriar la economía”. Esto ocurrió después de que expresara en público que estaba dispuesta a escuchar recomendaciones, algo que sus afirmaciones, en privado, se encargaron de desmentir. Cristina se dedicó a criticar a la Unión Industrial y a la Asociación de Bancos Argentinos. Identificó a las dos entidades como aquellos que desean que pague el costo político de reacomodar la economía antes del 2015 y evitar dejarle una bomba de tiempo al futuro presidente.

Cristina ratifico que persistirá con su estrategia y que no está dispuesta a corregir nada. Ahí fue cuando mencionó a la UIA y a ADEBA, vinculándolas con los grupos que pretenden ordenar la economía para despejarle el camino al futuro gobierno. Su bronca fue respuesta a declaraciones de Héctor Méndez y Jorge Brito. Ambos decidieron faltar al encuentro para evitar toparse con Cristina hasta que pasen las elecciones de octubre. Así, sin la presencia de dos entidades fuertes del mundo de los negocios, el diálogo se convirtió en un monólogo. Cristina acusa a Brito, pero olvida que antes y con su aval Guillermo Moreno lo acusaba de “traidor a la patria” y de ser responsable de la suba del dólar paralelo. Moreno fue quien, desde el Gobierno, presionó para que Méndez volviera a ocupar la jefatura de la UIA. Esto desató una lucha frontal con Julio De Vido y ahora alimenta malhumor en su contra. Axel Kicillof y el propio Hernán Lorenzino transmitieron a sus íntimos que Méndez salió a despreciar al ministro de Economía por sugerencia de Moreno. El secretario de Comercio se convirtió en un coleccionista de fracasos y su nula cosecha lo hizo blanco de otras operaciones. Moreno se tiene que ir, desde la Casa Rosada existen duros comentarios, que vinculan al secretario de Comercio con el manejo discrecional de $35 millones donados para ayudar a los inundados de La Plata. Moreno obligó, invocando ese fin, a aportar el dinero a industriales y banqueros, pero un semestre después los fondos continúan en una cuenta y con un manejo considerado poco transparente. El secretario se defiende y sostiene que enviará el dinero después de las elecciones.

La presentación de Miguel Galuccio en el Club del Petróleo fue frustrante para la comunidad energética de negocios. Sólo diagnosticó algo denunciado desde hace bastante tiempo y que el gobierno ocultó. “El déficit energético es grave”. Pero Galuccio no aportó ni una idea sobre cómo el país va a resolver una crisis que condiciona toda la economía y el frente externo. Y de hecho reconoció que su plan estaba fracasando, YPF invirtió US$5.500 millones, un 27% menos de lo que había prometido en el “Plan Galuccio”. El titular de YPF evitó hablar de los temas urticantes y para eso se reunió previamente con Oscar Vicente. Le pidió a su anfitrión no ser interrogado sobre el contrato secreto de Chevron, ni la posibilidad de un bloqueo a YPF por la Justicia de Nueva York. Galuccio comentó que ya había un banco argentino privado con participación estatal que estaba bajo observación de Thomas Griessa para un embargo. Pero el pacto de silencio fue quebrado por la pregunta de un ex secretario de combustible peronista. Rubén Maltoni tocó el tema que más inquieta a los inversores y fue preciso, ¿Existe un plan para la transición política? Galuccio balbuceó una respuesta. Dijo que YPF era una sociedad anónima y que eso preserva su gestión. Pero al final, tuvo que sincerarse: “Si hay cambios políticos, yo y mi equipo no tendremos inconvenientes en irnos.

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